sábado, 9 de marzo de 2013

FILOSOFÍA: ¿Qué debo saber?: Crítica de la razón tecnótica


Jhon Biran, observando la obsesión del hombre moderno por la tecnología acuñó el término “tecnosis”, con el que tituló precisamente su libro (1). La actitud tecnótica consiste en considerar al desarrollo tecnológico como un fin en sí mismo, al cual inevitablemente tenderá (y deberá tender) la sociedad. Si algo puede saberse, debe saberse; si algo puede hacerse, debe hacerse. No importan las consecuencias, riesgos o peligros, porque el desarrollo tecno-científico no sólo es inevitable sino que, en el largo plazo, es siempre benéfico. Oppenheimer declaraba: “Cuando vean algo que sea “técnicamente delicioso” sigan de frente y realícenlo, y no se pregunten sobre aquello que debe ser hecho sino después de haber obtenido su éxito técnico” (2).

Frente a esta actitud tecnótica del hombre moderno cabría preguntarnos: ¿siempre estará justificado el saber todo lo que puede saberse? ¿siempre será bueno hacer todo lo que pueda hacerse? Aquí cabría recordar a Kant, que planteaba dos cuestiones fundamentales. La primera, que da origen a su Crítica a la razón pura (1781), era epistemológica: “¿Qué puedo saber?” La segunda, que da origen a su Crítica a la razón práctica (1788), era ética: “¿Qué debo hacer?” Ahora bien, la originalidad de la nueva tecnociencia ha de ser la de combinar ambas preguntas, ofreciéndonos una auténtica y benéfica fusión entre las cuestiones del saber y el deber: de ahora en adelante la pregunta será: “¿Qué debo saber?”; es decir, ¿qué orientación se dará a la ciencia  y a la técnica?, ¿qué tipo de innovaciones se necesitan para salvar el planeta?, ¿qué es lo útil, lo bueno y lo bello para la humanidad?, ¿qué clase de conocimientos se requieren para construir una sociedad auténticamente humana?... De este modo en el discurso científico comenzarán cada vez más a aparecer enunciados de orden normativo tales como: “Se debe buscar…”, “hay que descubrir…”,  “tenemos que investigar…”, “se necesita inventar…”

Es así como se llega al proyecto revolucionario de una nueva tecnociencia que renuncia a la irresponsable inmadurez de hacer todo lo que puede hacer, pero que no reflexiona sobre lo que debe hacer, y con responsabilidad y madurez asume su compromiso ético con el hombre y la sociedad.

Referencias:

1. Jhon Biran, Tecnosis, Ed. Universitaria, Santiago de Chile, 1971.
2. Citado por: J. Salomón, Sciencie et politique, Ed. Le Seuil, París, 1970, p. 72.